
¿Por qué dejar ir no es una pérdida, sino un acto de autocuidado?
El doctor Quintero plantea una reflexión clara: “Lo sabes, lo notas, lo sientes, pero no lo sueltas. ¿Por qué? Porque soltar duele, porque soltar no es fácil. Pero también hay que entender que seguir cargando con esa mochila te va a desgastar” ([turn0search0]). Aquello que consumía energía en silencio deja de ser inofensivo. Es como una mochila con piedras: añadir más peso no nos fortalece, nos desgasta.
Ese desgaste puede manifestarse como estrés crónico, irritabilidad o agotamiento emocional. Así que la pregunta deja de ser ¿puedo soltarlo? para volverse ¿qué estoy dispuesto a soltar para vivir más ligero?

Eliminar lo que no nos sirve no debe verse como pérdida, insiste Quintero; es una inversión en nosotros mismos. “Eliminar lo que no te sirve no es una pérdida, es autocuidado. Es abrir un espacio para añadir cosas que realmente te aporten”. Y ese espacio puede llenarse de tranquilidad, tiempo, relaciones con intención o proyectos que sí nutren nuestra vida.
Cuando soltamos, no vaciamos. Reordenamos. Elegimos qué queremos que ocupe el lugar emocional: menos ruido, más claridad.
La psicología identifica varios mecanismos que obstaculizan soltar:
Todos estos bloqueos merecen atención. Soltar no es renegar, es aceptar que la vida cambia —y crecer con ella.
Estudios en psicología positiva muestran que soltar puede facilitar:
Soltar no borra el pasado, lo integra desde la responsabilidad emocional.
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Y recuerda que no estás solo(a): si soltar se siente imposible, buscar apoyo es un acto de cuidado. En SELIA, puedes conectar con terapeutas y psicólogos en línea para acompañarte en ese proceso, con respeto y herramientas.
Soltar lo que no suma te libera energía para estar presente. Esa decisión es profunda: implica reconocer que no podemos cargarlo todo y que merecemos vivir con ligereza interna. No es perder, es empoderarse.










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