Soy atenta al detalle y apasionada por la belleza de lo cotidiano. Juego, río, me equivoco y lloro en voz alta. Habito mi vida como un albergue de calma y caos, confiando en la libertad de sabernos infinitos. La naturaleza me enseña ritmos lentos; creo en el amor, elijo el cuidado y le apuesto, no a blindarnos, sino a dejarnos afectar.
En la primera sesión me interesa conocerte sin prisa: hablar de lo que te motiva, inquieta o esperas transformar, y explorar lo que significa para ti iniciar este camino. También podrás conocer mi forma de trabajar y ver si resuena contigo. Desde ahí, comenzaremos a dar juntos forma y dirección al proceso terapéutico.
Mi aproximación es integrativa: no busco que te adaptes a un modelo, sino articular recursos de distintos enfoques según lo que necesites. Concibo la terapia como un espacio humano y seguro, donde la escucha, la autenticidad y la vulnerabilidad abren caminos de transformación.