
Cómo controlar el deseo de fumar: estrategias basadas en la evidencia para una vida libre de tabaco
En este artículo, exploraremos técnicas respaldadas por la ciencia y la psicología para controlar los antojos de nicotina, entender sus causas y construir hábitos sostenibles.
El tabaquismo es una adicción compleja que involucra tanto factores biológicos como emocionales. La nicotina, sustancia psicoactiva presente en el tabaco, actúa sobre el cerebro liberando dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la recompensa.
Con el tiempo, el cuerpo se acostumbra a estos niveles artificiales de dopamina, creando una dependencia física. Cuando dejamos de fumar, el cerebro “reclama” esa dosis, generando ansias intensas.
Pero la adicción no es solo química. El hábito de fumar suele vincularse a rutinas (como el café matutino), emociones (estrés o aburrimiento) o entornos sociales. Estos “disparadores” activan el deseo incluso cuando la abstinencia física ya ha pasado. Por ejemplo, un estudio reveló que el 60% de las recaídas ocurren en situaciones de estrés o ansiedad.
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Para reducir los síntomas de abstinencia, opciones como parches, chicles o pastillas de nicotina pueden ser útiles. Estos productos liberan dosis controladas de nicotina sin los químicos tóxicos del humo, ayudando a disminuir los antojos progresivamente. Medicamentos como el bupropión o la vareniclina también han demostrado eficacia al modular los receptores cerebrales asociados a la adicción.
La ansiedad es uno de los principales desencadenantes del deseo de fumar. Practicar mindfulness o respiración profunda puede romper el ciclo de urgencia. Un ejercicio simple:
Repetir este patrón 5 veces ayuda a reducir la tensión y a ganar control sobre el impulso.
El “método Ulises”, inspirado en el mito griego, propone crear barreras físicas para evitar la tentación. Por ejemplo:
“Externalizar el control —como pedir a un familiar que esconda los cigarrillos— reduce la carga mental de resistir los impulsos”.
Reemplazar el ritual del cigarrillo por hábitos saludables puede reconfigurar el cerebro. Algunas alternativas:
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es efectiva para identificar y cambiar pensamientos asociados al tabaco. Por otro lado, grupos como Nicotine Anonymous® ofrecen un espacio de acompañamiento basado en experiencias compartidas. “El apoyo social incrementa un 50% las probabilidades de éxito a largo plazo”.
Si el antojo es intenso, prueba estos pasos:
Controlar el deseo de fumar no es cuestión de fuerza de voluntad, sino de estrategia y paciencia. Como señala la OMS, “dejar el tabaco es el regalo más grande que puedes hacerte a ti mismo y a quienes te rodean”. En SELIA, recomendamos abordar el proceso desde un enfoque integral: combinar herramientas fisiológicas (como la TRN), psicológicas (terapia) y sociales (apoyo grupal).










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