
El espejo mentiroso: mi batalla contra la distorsión de mi propio cuerpo
Lo que comenzó como un interés saludable por el fitness durante la universidad, se convirtió en una relación tóxica con su reflejo:
✔️ 15 selfies diarias para analizar cada ángulo de su físico
✔️ Medición compulsiva de sus músculos con cinta métrica (3 a 5 veces al día)
✔️ Cancelación de planes sociales si “se sentía inflado” por retención de líquidos
El punto de quiebre llegó cuando:
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El tratamiento en SELIA combinó:
1. Terapia cognitivo-conductual
2. Exposición con prevención de respuesta
3. Reconstrucción de la autoimagen
A seis meses de terapia:
✓ Usa el gimnasio para salud, no como castigo
✓ Aceptó el ascenso laboral (incluye gimnasios en hoteles)
✓ Celebró su cumpleaños en la piscina (antes evitaba mostrar torso)
“Sigo teniendo días malos“, admite. “Pero ahora sé que cuando el espejo me miente, puedo creerle a Sara, a mi terapeuta, o a ese compañero que me pidió consejos para entrenar“.
Su historia enseña que:
En SELIA recordamos que los cuerpos no son proyectos por terminar, sino hogares para habitar. Como escribió Juan Fernando en su diario: “Hoy miré mi reflejo sin llorar ni criticarme. Solo vi a un hombre cansado que merecía descansar. Y por primera vez, me creí digno de esa paz”.










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