¿Es mejor hacer ejercicio en la mañana o en la noche? La ciencia responde

Última actualización:
2025-10-16

¿Es mejor hacer ejercicio en la mañana o en la noche? La ciencia responde

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El ejercicio es más que una actividad física: es una herramienta de equilibrio emocional, de gestión del estrés y de cuidado de la salud mental. Por eso, la hora en la que entrenamos no solo impacta en nuestro cuerpo, también puede modificar nuestro estado de ánimo, la calidad del sueño y la manera en la que enfrentamos el día.

Mañanas activas: un inicio de jornada con energía y control

La ciencia ha encontrado que quienes se ejercitan entre las 6 y las 9 de la mañana suelen mantener una mayor constancia en sus rutinas. Es decir, son menos propensos a abandonar el hábito. Además, el entrenamiento matinal ayuda a regular el apetito y a tomar mejores decisiones alimenticias durante el día.

Estudios recientes muestran que las personas que entrenan en las primeras horas suelen tener un índice de masa corporal (IMC) más bajo, además de una reducción más marcada en la grasa abdominal. Esta ventaja se asocia a la capacidad del cuerpo de aprovechar la energía en ayunas y a los ajustes hormonales propios de la mañana.

¿Te imaginas iniciar el día con endorfinas en el cuerpo? Hacer ejercicio temprano no solo ayuda a mejorar tu rendimiento físico, también te brinda una sensación de logro que acompaña el resto de la jornada.

El sueño como aliado invisible

Otra ventaja del ejercicio matinal es que mejora la calidad del sueño. Al activar el organismo temprano, regulas tu reloj biológico y facilitas que por la noche puedas conciliar el descanso más rápido. El resultado: sueños más profundos y reparadores, que se traducen en mayor concentración, mejor estado de ánimo y un sistema inmune fortalecido.

Para quienes sufren insomnio o dificultades para mantener horarios regulares de descanso, el entrenamiento en la mañana puede ser un gran aliado. Es como si el cuerpo recibiera una señal clara de cuándo debe estar activo y cuándo relajarse.

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Las tardes y noches: fuerza, resistencia y corazón saludable

Ahora bien, no todos tienen la energía ni el tiempo para entrenar al despertar. Para muchos, el mejor momento llega al final del día. Y lejos de ser un problema, entrenar en la tarde o noche también ofrece ventajas únicas.

Entre las 6 y las 8 p.m., el cuerpo alcanza su punto óptimo en cuanto a temperatura muscular y flujo sanguíneo. Esto significa que los músculos responden mejor, se dilatan las arterias y la capacidad de hacer ejercicios más intensos aumenta. Por eso, si buscas mejorar tu fuerza o tu resistencia, la tarde puede ser la hora perfecta.

La investigación también señala que este horario favorece la salud cardiovascular, especialmente en personas con obesidad o con factores de riesgo. Al entrenar en la tarde, se reducen los niveles de presión arterial y mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos.

¿Y qué hay de la mente? Para muchos, ejercitarse de noche se convierte en un ritual para liberar tensiones. Después de un día cargado de estrés, el movimiento físico actúa como válvula de escape emocional.

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¿Entrenar de noche afecta el sueño?

Uno de los mitos más frecuentes es que entrenar de noche impide dormir. La verdad es que depende de la intensidad y de cada persona. Para algunos, una rutina fuerte justo antes de acostarse puede retrasar el descanso. Pero para otros, sobre todo quienes combinan el ejercicio con estiramientos y respiración, el resultado es el contrario: logran relajarse y dormir mejor.

Aquí la clave está en escuchar al cuerpo. Si notas que tras el ejercicio te cuesta conciliar el sueño, prueba con horarios más tempranos o baja la intensidad del entrenamiento nocturno.

Constancia sobre perfección

La conclusión principal de la ciencia es clara: no existe una hora universalmente mejor. Lo que realmente marca la diferencia es la constancia. Escoge el horario que se adapte a tu estilo de vida, a tus responsabilidades y a tus niveles de energía. Un plan que puedes mantener en el tiempo será siempre más efectivo que uno que solo cumples esporádicamente.

Entrenar en la mañana puede ayudarte a perder peso y mejorar el sueño. Entrenar en la tarde puede favorecer la fuerza y la salud del corazón. Pero si logras hacerlo cada día, el beneficio será integral y duradero.

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Escuchar tu ritmo biológico

Cada persona tiene un cronotipo, es decir, una predisposición natural a ser más activa en ciertas horas del día. Hay quienes son “alondras” y se sienten más productivos en las mañanas, mientras otros son “búhos nocturnos” y rinden mejor por la tarde o noche. Identificar tu cronotipo puede ayudarte a elegir el horario de ejercicio que maximice tu rendimiento y tu bienestar.

El problema surge cuando tratamos de forzar al cuerpo a un horario que no le corresponde. Si eres nocturno por naturaleza y te obligas a entrenar a las 6 a.m., es probable que termines abandonando el hábito. En cambio, si eliges la tarde y lo disfrutas, la constancia será mucho más sencilla de sostener.

Impacto en la salud mental

No importa si entrenas a las 7 de la mañana o a las 7 de la noche, lo cierto es que el ejercicio tiene un impacto directo en tu bienestar emocional. La actividad física libera endorfinas, dopamina y serotonina, neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, reducen la ansiedad y previenen la depresión.

Además, el ejercicio actúa como un espacio de desconexión. Durante esos minutos en los que corres, levantas pesas o haces yoga, tu mente se centra en el presente y se aleja de las preocupaciones diarias. Es un ejercicio físico, pero también una forma de meditación activa.

¿Es mejor hacer ejercicio en la mañana o en la noche? La respuesta depende de ti, de tus objetivos y de tu estilo de vida. Lo importante es que lo hagas, que lo conviertas en parte de tu rutina y que lo disfrutes. Porque al final, lo que cuenta no es la hora en el reloj, sino la constancia con la que eliges cuidar de tu cuerpo y tu mente.

Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.