
Joyspan: la estrategia para prolongar la alegría y fortalecer la resiliencia emocional
Este concepto ha sido desarrollado por la gerontóloga Kerry Burnight y fue difundido recientemente en Infobae, donde se resalta que el Joyspan redefine el bienestar al enfocarse en la alegría sostenida, especialmente como una respuesta a problemas contemporáneos como el estrés y el agotamiento emocional.
El término joyspan puede traducirse como “duración de la alegría”. Pero no se trata únicamente de prolongar un estado emocional agradable, sino de construir una red emocional que perdure y que nos ayude a sobrellevar los altibajos de la vida.
La idea es sencilla pero poderosa: así como cuidamos el cuerpo con ejercicio, alimentación y descanso, también podemos entrenar nuestra mente para que la alegría no dependa únicamente de circunstancias externas. El Joyspan se basa en prácticas diarias que alimentan la resiliencia emocional y fortalecen el equilibrio psicológico.
¿Te imaginas que la alegría se convirtiera en un hábito tan cotidiano como lavarse los dientes?
El burnout es uno de los grandes males de nuestro tiempo. Médicos, maestros, padres de familia, trabajadores de oficina y profesionales de distintas áreas experimentan un agotamiento que va más allá del cansancio físico: es un desgaste emocional que roba motivación y sentido.
Frente a esa realidad, Joyspan propone un camino alternativo. No se trata de ignorar el estrés ni de ocultar el cansancio, sino de alimentar la reserva emocional que nos permite sostenernos en momentos difíciles. La gerontóloga Kerry Burnight lo explica de forma clara: la alegría no es un lujo, es un recurso vital.
¿No sería maravilloso que, incluso en medio de la rutina más pesada, tuviéramos una base emocional sólida para no quebrarnos?
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Aunque el concepto pueda sonar abstracto, existen estrategias concretas que ayudan a cultivar joyspan en la vida diaria.
Una forma de extender la alegría consiste en registrar los momentos positivos. Puede ser en un cuaderno, en notas de voz o en fotografías. Esos pequeños instantes de gratitud se convierten en un archivo emocional al que podemos volver cuando lo necesitemos.
Todos tenemos factores que consumen energía: redes sociales, exceso de noticias, conversaciones negativas. Identificarlos y tomar distancia es clave para fortalecer la salud emocional.
El cerebro responde intensamente a estímulos sensoriales. Un aroma, una canción o un sabor pueden evocar recuerdos felices y ayudarnos a reconectar con la alegría.
La técnica de respiración profunda no solo calma el cuerpo, sino que también activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación. Detenerse unos minutos a respirar puede marcar la diferencia entre un día caótico y uno manejable.
El joyspan también se fortalece con la curiosidad. Leer, aprender algo nuevo o explorar un hobby activa el cerebro y genera una sensación de vitalidad que expande la alegría.
Las relaciones humanas son uno de los pilares de la alegría sostenida. Rodearse de personas que suman y reconocer a quienes nos aportan bienestar es fundamental para construir resiliencia emocional.
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Uno de los aspectos más interesantes de esta estrategia es que no busca negar las emociones negativas. La tristeza, el enojo o la frustración forman parte de la vida y no desaparecen con decretos optimistas.
El Joyspan propone algo más realista: crear una base sólida de bienestar que nos ayude a enfrentar esas emociones desde un lugar más equilibrado. Al cultivar alegría consciente, podemos procesar las dificultades sin sentirnos arrasados por ellas.
En ese sentido, la alegría deja de ser un lujo pasajero y se convierte en una forma de resiliencia emocional.
Aunque Burnight lo plantea como una estrategia útil en la segunda mitad de la vida, la realidad es que cualquier persona, sin importar su edad, puede ponerlo en práctica. Jóvenes que enfrentan la ansiedad de un futuro incierto, adultos que cargan con responsabilidades múltiples o mayores que desean vivir con plenitud pueden beneficiarse de esta mirada.
¿No sería un alivio saber que la alegría no depende de tener más dinero, un mejor empleo o menos problemas, sino de hábitos que podemos elegir cada día?
Lo fascinante del Joyspan es que no requiere grandes inversiones ni condiciones extraordinarias. Basta con voluntad, intención y pequeños cambios cotidianos.
Imagina despertar y dedicar tres minutos a pensar en algo por lo que te sientas agradecido. O caminar al trabajo escuchando una canción que te conecta con un buen recuerdo. O escribir al final del día un breve registro de lo que te hizo sonreír.
Pequeños gestos, acumulados en el tiempo, crean una reserva emocional capaz de sostenernos en momentos difíciles.
La propuesta también invita a reflexionar en términos colectivos. En sociedades cada vez más estresadas, donde la salud mental enfrenta crisis globales, pensar en estrategias de alegría sostenida puede tener impacto más allá del individuo.
¿No sería transformador que instituciones educativas, empresas o centros de salud incorporaran prácticas de joyspan como parte de su cultura?
Al final, el Joyspan nos recuerda que la alegría no es un accidente, sino una práctica. No podemos controlar todas las circunstancias, pero sí podemos decidir cómo entrenamos nuestra mente y nuestro corazón para sostenernos en medio del ruido.
Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.