
Parentalización infantil: Cuando los hijos asumen roles de adultos
En muchas familias, especialmente aquellas con dinámicas disfuncionales, ocurre un fenómeno psicológico poco conocido pero profundamente dañino: la parentalización infantil. Se trata de un proceso en el que los niños se ven obligados a asumir responsabilidades y roles típicamente asociados a los adultos, sacrificando así su propia infancia y desarrollo emocional.
El concepto de parentalización fue desarrollado inicialmente por el psiquiatra Iván Boszormenyi-Nagy en los años 60. Se refiere a la inversión de roles donde un hijo asume funciones parentales hacia sus propios padres o hermanos. Esto va más allá de ayudar ocasionalmente en casa – implica cargas emocionales y físicas inapropiadas para la edad del menor.
Existen dos tipos principales de parentalización:
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Este fenómeno suele surgir en contextos familiares con:
Los niños parentalizados desarrollan una madurez aparente que enmascara graves carencias emocionales. Entre los efectos más comunes encontramos:
En la infancia:
En la edad adulta:
Algunas señales de alerta incluyen:
Muchos progenitores no son conscientes del daño que causan. Algunos incluso lo justifican como “formación del carácter“. Sin embargo, los especialistas advierten que forzar a un niño a madurar prematuramente no es educativo, sino una forma de negligencia emocional.
Los padres pueden caer en este patrón por:
Romper este ciclo requiere concienciación y, en muchos casos, apoyo profesional. Algunas estrategias clave incluyen:
Para familias:
Para profesionales:
Los adultos que fueron parentalizados en su infancia pueden beneficiarse enormemente de:
La parentalización infantil es una forma silenciosa de vulneración de derechos que pasa desapercibida porque a menudo se disfraza de “niño responsable” o “buen hijo“. En SELIA creemos fundamental visibilizar este fenómeno para proteger el desarrollo saludable de los niños y ayudar a los adultos que cargan con sus consecuencias.
Recordemos que la infancia es una etapa única e irrepetible donde el principal trabajo de un niño debería ser jugar, aprender y crecer, no asumir responsabilidades adultas. Cuando invertimos estos roles, robamos algo precioso que no puede recuperarse.
En SELIA seguiremos trabajando para difundir información que promueva la salud mental en todas las etapas de la vida. Si este tema resuena contigo o conoces a alguien que pueda necesitar ayuda, no dudes en buscar apoyo profesional.










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