Parar para sanar: Mario Alonso Puig y la inversión de detenerse para recuperar fuerzas

Última actualización:
2025-10-16

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Vivimos en una cultura que exalta la rapidez, la productividad constante, la conexión permanente. Se valora quien no se detiene, quien produce sin pausa, como si el descanso fuese un lujo innecesario. Mario Alonso Puig, cirujano y experto en desarrollo personal, propone mirar ese ritmo con otros ojos: “Pararnos a recuperar fuerzas no es un gasto de tiempo, sino una extraordinaria inversión”, afirma.

¿Y si detenerse no fuera un signo de debilidad, sino de sabiduría? ¿Cuánto bienestar podrías ganar si aprendieras a frenar, a pausar, a permitirte no estar siempre “on”?

Por qué detenerse importa

1. Recuperar energía física y mental

Cuando no dejamos espacio para la recuperación, nuestro cuerpo y nuestra mente empiezan a sentirse agotados. Puig explica que tareas cotidianas como trabajar, cuidar familia o avanzar en proyectos requieren resistencia, y esa resistencia se alimenta del descanso, la nutrición, el sueño adecuado. Detenerse permite que se restablezca lo que el estrés, la ansiedad o la fatiga emocional desgastan.

2. Conectar con lo que realmente importa

Parar nos permite poner atención a lo que suele pasar inadvertido: la alegría de lo cotidiano, las emociones verdaderas, el cuerpo diciéndonos qué necesita. Puig señala que cuidarse no es solo satisfacer una necesidad física, sino también reconocer qué emociones están presentes, qué deseamos, qué relaciones necesitamos sanar.

3. Evitar la disociación y la desconexión

Según Puig, vivir sin pausas ni momentos de reflexión conduce a disociación: uno va de un momento al otro, casi sin experimentar lo que siente. Nos vamos desconectando de nosotros mismos. Esa desconexión puede manifestarse como insatisfacción, vacío, fatiga crónica, hasta crisis emocionales. Parar brinda la oportunidad de reconectar, de sentir, de regresar al presente.

4. Renovar la creatividad y la motivación

Cuando trabajamos sin descanso, la creatividad se agota. Las ideas se estancan, los proyectos pierden brillo. En cambio, al detenernos, al permitirnos espacios para descansar, para pensar sin prisa, se abren espacios para que surjan nuevas perspectivas, inspiración renovada, motivaciones frescas. Puig lo ve como una inversión: ese descanso alimenta aquello que luego producirá mejor.

5. Cuidar la salud física

Detenerse también significa cuidar los ritmos corporales: permitir que los órganos trabajen con menos tensión, que el sistema inmune se refuerce, que el metabolismo no esté en alerta constante, que los niveles de estrés se regulen. Puig destaca que la alimentación adecuada, el sueño reparador, el ejercicio moderado, suman a ese proceso de recuperación.

Cómo el descanso es una inversión, no un gasto

Puig insiste en que detenerse no es “perder tiempo”. Es permitir que lo que somos —cuerpo, mente, emociones— se reponen. Esa pausa consciente mejora nuestro rendimiento futuro, nuestra calidad de vida, cuida nuestras relaciones. Invertir en descanso es invertir en salud mental, en felicidad duradera.

Algunas frases suyas que lo resumen bien: “Tomar un papel activo en nuestra recuperación es clave para el bienestar”, “permitirnos pedir ayuda cuando la necesitamos es esencial”. No somos máquinas; somos seres que necesitan recargar, respirar, reparar.

Obstáculos para detenerse

Aunque la teoría del descanso suene óbvia, en la práctica cuesta:

Estos obstáculos son reales, pero reconocerlos ya es un paso importante hacia cambiarlos.

Estrategias prácticas para detenerse

Establecer rutinas de pausa

Introducir descansos planificados en el día: pausas cortas cada cierto número de horas, días sin reuniones, noches de desconexión digital. Pequeños momentos que acumulados generan gran alivio.

Autocuidado consistente

Dormir lo suficiente, alimentarse bien, moverse de forma saludable, reconocer cuando el cuerpo pide parar. Puig subraya que cuidar el cuerpo no es accesorio; forma parte del bienestar integral.

Reflexión emocional

Preguntarse: ¿Qué siento ahora?, ¿Qué necesito?, ¿Qué emociones estoy ignorando?. Permitir esos espacios de silencio interior es vital para no vivir al borde del desgaste.

Permitir pedir ayuda

Reconocer que necesitamos apoyos externos: terapias, espacios de acompañamiento, personas de confianza que escuchen. Pedir ayuda no es demostrar incapacidad; es una señal de responsabilidad y de respeto hacia uno mismo.

Reconectar con lo esencial

Cultivar gratitud, apreciar lo cotidiano, renovar conexiones personales, reinvidicar momentos de ocio, creatividad, contemplación. Puigar nos alienta a recordar lo que da sentido a nuestra vida, más allá de la productividad.

Y si buscas un acompañamiento estructurado, puedes explorar programas de salud mental que combinan guía profesional, herramientas prácticas y seguimiento para aprender a detenerte con sabiduría y recuperar fuerzas.

Ejemplos de lo que detallar Puig

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste?

¿Hace cuánto no tienes un momento en el que simplemente estás, sin obligación, sin metas, sin presión? ¿Cuándo dejaste que tu cuerpo y tu mente respiraran? Parar no es pasivo; puede ser un acto radical de cuidado. ¿Te permites esa pausa?

Mario Alonso Puig nos recuerda que detenernos para recuperar fuerzas no solo es deseable, sino esencial. Que el descanso consciente, la reflexión, los momentos de pausa y la búsqueda de ayuda cuando la necesitamos son inversiones que retornan en bienestar auténtico. Parar con conciencia nos permite vivir mejor, relacionarnos mejor y amar mejor.

¿Te animas hoy a darte permiso para parar? ¿A ver la pausa no como pérdida sino como parte vital de tu felicidad?


Preguntas frecuentes:

1. ¿Detenerse está relacionado con la productividad o el logro personal?
Sí, aunque puede parecer lo contrario. Parar bien permite recargar fuerzas, mejorar el enfoque, evitar el agotamiento, lo que en realidad puede potenciar mi rendimiento cuando trabajo.

2. ¿Es egoísta permitirnos parar?
No es egoísmo: es autocuidado, responsabilidad hacia ti mismo/a. Igual que cuidamos de otros, estamos en capacidad de cuidarnos, y eso beneficia también tus relaciones y tu entorno.

3. ¿Cómo saber cuándo es urgente detenerse?
Cuando experimentas fatiga constante, irritabilidad, dificultad para dormir, disminución en tu bienestar emocional, desconexión de lo que antes disfrutabas. Cuando cualquier cosa te pesa demasiado. Ahí detenerse no es opción, sino una necesidad.

Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.