
Supera una ruptura con la técnica del semáforo rojo: frena, piensa y actúa con calma
El psicólogo Roinel Salamanca explica que esta herramienta de regulación emocional ayuda a superar una ruptura sin tomar decisiones impulsivas que, a menudo, prolongan el dolor. ¿Te gustaría aprenderla paso a paso y recuperarte con más consciencia?
Eso explica por qué una ruptura amorosa genera tanto sufrimiento físico real: el sistema de recompensa se apaga, los circuitos del bienestar colapsan. Y eso nos deja expuestos, frágiles y con ansias de alivio.
Muchos caen en la tentación de evadir el dolor o buscar contacto con la ex pareja, creyendo que eso aliviará la herida. Pero lo que suele suceder es lo contrario. Idealizaciones, culpas, intentos de reconciliación… todo termina intensificando el dolor.
Como dice Salamanca, “sentir duele, pero también sana. Aceptar la ruptura es un paso. Pero la aceptación debe ir acompañada de acción”. La clave está en permitirnos sentir lo que duele —sin huir— y luego construir decisiones que reconecten con nuestro bienestar.
Cuando estamos emocionalmente desbordados (por tristeza, rabia o ansiedad), el sistema límbico toma el control. Eso desconecta el juicio y el razonamiento lógico. De ahí vienen las decisiones impulsivas, como mensajes en la madrugada, borrados de recuerdos, cambios de ánimo repentinos o recaídas dolorosas.
La técnica del semáforo rojo aparece como un mecanismo que interviene en ese momento: frena la acción, impide que lo que sientes te arrastre hacia decisiones de las que después te arrepientas.

La herramienta se inspira en los colores del semáforo:
Como lo sintetiza el psicólogo, “se trata de frenar, reflexionar y luego actuar. Esta herramienta entrena la autorregulación emocional y evita decisiones impulsivas.”
Aplicar esta técnica es más efectivo si tu diálogo interno es amable. Adoptar una voz que reconoce el dolor sin juzgarlo permite una recuperación más humana y efectiva. Mandela lo decía así: “no somos nuestras rupturas”.
Cultivar una narrativa compasiva, aceptar que equivocarse está permitido y que sanar no implica perfección, es clave para que el semáforo emocional funcione de verdad.
Aunque tradicionalmente esta técnica se enseñó en la infancia para gestionar rabietas, hoy se aplica con buenos resultados en adultos cuando se enfrentan a crisis emocionales.
Ayuda a actuar desde la integración entre emoción y razón, y empodera para manejar la ruptura como una experiencia de crecimiento, no como una herida sin cicatriz.
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“Curarse no es olvidar; es reincorporar tus emociones como parte de un nuevo proyecto de vida”, recuerda Salamanca.
Aquí es donde entra el valor del acompañamiento profesional. Si estás en ese proceso, en SELIA puedes dar el paso hacia la sanación con la ayuda de especialistas. Explora la posibilidad de trabajar con terapeutas y psicólogos en línea que guiarán tu proceso con cercanía y comprensión.
Superar una ruptura es un camino que va más allá del tiempo. Implica rearmar nuestro mundo interior. La técnica del semáforo rojo ofrece un punto de apoyo concreto para detener reacciones impulsivas y elegir el camino de la reconstrucción emocional.










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