
Vivir sin angustia: consejos para reducir el estrés en adultos mayores
Contrario a la creencia popular, el estrés no desaparece con la edad. Al contrario, puede manifestarse de forma más intensa y con mayor impacto en la salud mental y física. “El envejecimiento puede ir acompañado de múltiples transiciones difíciles que requieren adaptación emocional constante”, señalan especialistas en gerontología.
Por eso, hablar del estrés en adultos mayores es urgente. Reconocer sus señales, entender sus causas y actuar a tiempo con herramientas efectivas puede marcar la diferencia entre una vejez vivida en plenitud o una marcada por el malestar emocional.
Las fuentes de estrés en esta etapa de la vida son diversas y muchas veces subestimadas. Algunas de las más frecuentes incluyen:
“Muchos adultos mayores sienten que pierden el control sobre su vida, y eso puede ser muy estresante”, explican psicólogos especializados en envejecimiento.
El estrés crónico no siempre se expresa de la misma forma que en personas más jóvenes. En adultos mayores, puede presentarse con síntomas sutiles o confundirse con signos del envejecimiento normal. Algunas señales de alerta incluyen:
Además, el estrés puede agravar condiciones preexistentes como enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos o problemas inmunológicos. “No es solo una cuestión emocional; el cuerpo también se ve afectado”, advierten médicos geriatras.
Por eso, es fundamental prestar atención a los cambios de comportamiento, especialmente si se presentan de forma repentina o sin motivo aparente.
Envejecer con altos niveles de estrés puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos del ánimo como depresión, ansiedad generalizada o incluso episodios de confusión mental.
La salud mental en la vejez ha sido históricamente desatendida. Muchas veces se normalizan el desánimo, la tristeza o la apatía como parte del envejecimiento, cuando en realidad pueden ser signos de que algo no anda bien.
“Es importante romper el estigma de que los adultos mayores deben resignarse al sufrimiento emocional. La salud mental también es un derecho en la vejez”, afirman desde organizaciones que promueven el envejecimiento activo.
Prevenir el deterioro emocional en esta etapa no solo mejora la calidad de vida, sino que puede reducir la dependencia, mejorar la adherencia a tratamientos médicos y favorecer una vida social más rica.
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A continuación, compartimos algunas estrategias respaldadas por expertos para manejar el estrés de forma saludable en la adultez mayor:
Las rutinas aportan estructura y estabilidad emocional. Establecer horarios regulares para dormir, comer, ejercitarse y realizar actividades placenteras ayuda a mantener un sentido de control y previsibilidad.
Además, tener una agenda equilibrada permite evitar el sedentarismo o el aislamiento, dos factores que potencian el estrés. Pequeños rituales diarios —como tomar el desayuno con calma, leer el periódico o cuidar una planta— pueden tener un impacto positivo en el estado de ánimo.
Combatir la soledad es clave para reducir el estrés. Estar en contacto con otras personas, compartir experiencias y sentirse escuchado tiene efectos terapéuticos comprobados.
Participar en grupos comunitarios, talleres, clubes de lectura o actividades recreativas para adultos mayores puede mejorar el ánimo y fortalecer el sentido de pertenencia. También es útil aprender a usar tecnologías básicas que permitan mantenerse en contacto con seres queridos.
“No se trata solo de evitar estar solos, sino de sentirse parte de algo más grande”, explican especialistas en salud comunitaria.
El ejercicio regular es una de las formas más efectivas de reducir el estrés. Caminatas suaves, yoga adaptado, tai chi o ejercicios de bajo impacto ayudan a liberar endorfinas, mejorar el estado físico y promover la sensación de bienestar.
No es necesario hacer rutinas intensas. Lo importante es que la actividad sea placentera, segura y adaptada a las capacidades individuales. Incluso 20 minutos de movimiento diario pueden marcar la diferencia.
Además, el ejercicio mejora la calidad del sueño, la movilidad y la confianza en uno mismo, lo que reduce significativamente la tensión emocional.
Las técnicas de respiración consciente, la meditación guiada, la relajación muscular progresiva o la visualización positiva pueden ayudar a calmar la mente y reducir los síntomas de estrés.
Estas herramientas son especialmente útiles en momentos de ansiedad, insomnio o malestar general. Existen aplicaciones gratuitas y programas comunitarios que ofrecen guías sencillas adaptadas a adultos mayores.
“Aprender a respirar con conciencia puede ser más poderoso de lo que imaginamos”, dicen terapeutas especializados en mindfulness.
La terapia psicológica no es solo para los jóvenes. Cada vez más adultos mayores acuden a psicólogos para manejar situaciones difíciles, procesar duelos o encontrar nuevas formas de afrontar los cambios.
La psicoterapia en la vejez puede centrarse en fortalecer la autoestima, trabajar la resiliencia y reconectar con propósitos vitales. También puede ofrecer apoyo en momentos de transición como el retiro laboral, la viudez o el diagnóstico de una enfermedad crónica.
Contar con un espacio de escucha profesional es una herramienta poderosa para reducir el estrés emocional y mejorar la calidad de vida.










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