
Conocerte para quererte: las claves para mejorar la autoestima
Alcarraz afirma que casi el 98 % de sus pacientes acuden a terapia por dificultades relacionadas con la baja autoestima. Pero, ¿cómo transformar ese impulso en un camino de amor propio sostenible?
La construcción de la autoestima presenta dos fases especialmente sensibles: la adolescencia, donde se forma la identidad y surgen comparaciones constantes con otros, y la edad adulta (40 años en adelante), una etapa en la que cambios físicos y laborales pueden socavar la autovaloración.
Reconocer estas fases como momentos clave para reforzar la autoconfianza puede ayudar a canalizar los desafíos como oportunidades de crecimiento personal.
“No se puede querer algo que no se conoce”, advierte Alcarraz. Conocerse implica reconocer fortalezas, debilidades, valores y estilos emocionales. Según psicólogos como Sofía Pérez, el autoconocimiento es la base de una autoestima sólida; cuando sabemos quienes somos, podemos aceptarnos sin depender de la aprobación externa.
Para convertir el autoconocimiento en bienestar emocional, Alcarraz propone diseñar un plan realista. Se trata de identificar sueños, valores y áreas de mejora, y trazarse objetivos alcanzables como parte del proceso de empoderamiento personal.
Aunque no reemplazan el apoyo terapéutico, diversas herramientas pueden apoyar el crecimiento personal:
● Escribir un diario. Registrar emociones, logros y desafíos favorece la introspección y el desarrollo de la inteligencia intrapersonal.
● Listar virtudes y defectos. Reconocer aspectos positivos y autocríticos permite construir una autoimagen equilibrada, alejándose de comparaciones absolutas.
● Solicitar feedback externo. Pedir a amistades y familiares que nombren nuestras fortalezas puede revelar cualidades que no vemos en nosotros mismos .
● Practicar la autocompasión. Según Kristin Neff, este enfoque combina bondad hacia uno mismo, reconocimiento de la humanidad común y atención plena, reduciendo la autocrítica y mejorando la resiliencia emocional.
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La forma en que interpretamos los errores influye en nuestra autoestima. Carol Dweck plantea que una mentalidad de crecimiento, basada en el esfuerzo y el aprendizaje, fomenta la resiliencia. En contraste, la mentalidad fija, que vincula todo al talento innato, obstaculiza el desarrollo y puede afectar negativamente la autovaloración Wikipedia.
La autoestima crece cuando enfrentamos dificultades y reconocemos nuestras capacidades para superarlas. En palabras de Congost, “vivir momentos duros… ayuda a darse cuenta de lo fuerte que somos”. Esta resiliencia refuerza la autovaloración y la confianza en las propias herramientas internas.
Una autoestima equilibrada mejora la calidad de las relaciones. Según expertos de Serena Psicología, conocerse permite comunicarse asertivamente, resolver conflictos con respeto y establecer límites saludables, transformando nuestros vínculos y reforzando el amor propio.
La conexión entre cuerpo y mente es fundamental. Actividades como el ejercicio, la meditación o el yoga contribuyen al autoconocimiento físico y emocional, fortaleciendo la autoestima. Cuando cuidamos nuestro cuerpo, enviamos un mensaje: merecemos atención y cuidado.
El apoyo profesional impulsa a profundizar en:
En ocasiones, puede ser necesario profundizar en traumas o vivencias formativas para liberar la autoestima condicionada y construir una narrativa más amable y fortalecida.
La autoestima es un pilar central para la salud mental. Influye en la calidad de vida, la satisfacción personal, la resiliencia emocional y la capacidad de establecer relaciones auténticas. Sin ella, crecemos en inseguridad, dependencia emocional o crítica destructiva.










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