
Depresión en Estados Unidos: niveles históricos, causas, riesgos y qué hacer
¿Te has preguntado cuántas personas a tu alrededor podrían estar luchando contra la depresión y ni siquiera te has enterado? En Estados Unidos, el fenómeno ya no es solo epidémico, es histórico. Según un informe reciente de Gallup citado por Infobae, más del 18 % de los adultos estadounidenses han sido diagnosticados o reciben tratamiento por depresión desde 2023. (Infobae)
Entre los jóvenes, la situación es aún más preocupante: el 26,7 % de quienes tienen entre 18 y 29 años manifestó estar bajo atención médica por depresión en 2025, más del doble del porcentaje reportado en 2017.
Estas cifras no solo ponen en alerta al sistema de salud, sino al bienestar individual: la depresión, si no se atiende de forma adecuada, afecta la vida diaria, las relaciones, el sentido de propósito. ¿Qué está detrás de este crecimiento? ¿Cómo podemos actuar?

Que más de 1 de cada 5 adultos estadounidenses tiene síntomas de depresión o está siendo tratado por ella significa que estamos ante una crisis de salud mental generalizada. Diagnóstico de depresión, tratamientos que no siempre son óptimos, barreras de acceso, estigmas: todo se conjuga para magnificar el problema.
Cuando los jóvenes presentan tasas tan altas —casi uno de cada cuatro en el grupo de 18 a 29 años— las repercusiones son múltiples: efecto en el rendimiento académico, en la autorregulación emocional, en las relaciones interpersonales, en el futuro laboral. Estar en esa edad implica muchas expectativas y presiones, pero también muchas vulnerabilidades.
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Aunque muchos pensaron que lo peor había pasado, los efectos psicológicos de la pandemia perduran: aislamiento social, pérdidas, inseguridad económica, miedo al contagio. Las secuelas emocionales siguen latentes en muchas personas, agravando cuadros depresivos.
Para los jóvenes, estar expuestos a estándares imposibles: éxito, apariencia, aceptación. Las redes agrandan la comparación, aumentan la sensación de no alcanzar, de quedarse atrás. Esa presión constante contribuye al desarrollo de ansiedad y depresión.
Inflación, desempleo precario, deudas, inseguridad financiera: estos son factores que no solo generan estrés, sino que socavan la sensación de control, de esperanza, de futuro. En contextos así, la depresión tiene terreno fértil.
Aunque el diagnóstico ha aumentado, eso no garantiza que todos los que lo necesitan reciban terapia psicológica, medicación, seguimientos. Barreras como el costo, la falta de seguro médico, la estigmatización, la falta de especialistas son reales y significativas.
Aunque ha avanzado la conciencia sobre salud mental, todavía persiste la idea de que pedir ayuda es debilidad, que estar deprimido significa fallar de alguna manera. Esa mentalidad retrasa tratamientos, genera culpa y vergüenza.
Problemas cardiovasculares, alteraciones del sueño, debilitamiento del sistema inmunitario, aumento del riesgo de enfermedades crónicas. La depresión tiene efectos en cuerpo y mente.
Impacta en la autoestima, produce aislamiento, disminuye la capacidad de disfrutar actividades que antes se gozaban, dificulta el establecimiento de vínculos saludables. También puede generar pensamientos suicidas si la desesperanza se vuelve abrumadora.
Quienes padecen depresión tienen dificultades para concentrarse, mayor tasa de ausentismo laboral, menor rendimiento, más conflictos interpersonales. Todo eso repercute en la vida diaria, familiar, social.
Aceptar que algo no está bien no es rendirse. Es el primer paso hacia el cuidado. Muchas personas no buscan ayuda por temor, vergüenza o por no saber por dónde empezar.
Terapias psicológicas, psiquiatría, grupos de apoyo. Un profesional puede orientar, acompañar, detectar posibles co-padecimientos. Si sientes que la depresión te supera, consultar con terapeutas y psicólogos online de SELIA puede ser una forma accesible de empezar.
Estos factores no curan por sí solos, pero reducen la carga física y emocional que acompaña a la depresión.
Redes sociales reales, amistades, comunidades que brinden contención, solidaridad. El sentirse comprendido y visto puede marcar la diferencia.
Psicoterapia cognitivo-conductual, terapia interpersonal, mindfulness, meditaciones, técnicas de respiración, relajación. Muchas veces la combinación de enfoques es más eficaz que uno solo.
Se requieren cambios estructurales: mayor cobertura en salud mental, seguros que cubran tratamientos emocionales, campañas de educación para reducir estigmas. Cuando una sociedad normaliza el cuidado de la salud mental, todos ganan.
Las cifras no mienten: la depresión ha alcanzado niveles históricos en Estados Unidos. Pero detrás de los porcentajes hay vidas, historias, sufrimientos, esperanzas que merecen más que estadísticas. Lo que le pasa a uno puede abrir caminos para muchos si somos capaces de ver y actuar.
¿Y tú? ¿Has sentido que la depresión toca tu vida o la de alguien cercano? ¿Qué podrías hacer hoy para no dejarla crecer?
1. ¿La depresión se ha vuelto más común o simplemente ahora se diagnostica más?
Ambas cosas pueden estar ocurriendo: mayor conciencia y menos estigma permiten más diagnósticos, pero también hay factores reales (estrés, aislamiento, crisis económicas, cambios sociales) que han incrementado su prevalencia.
2. ¿Cómo diferenciar entre sentirse mal por unos días y estar verdaderamente deprimido?
Si los síntomas duran más de dos semanas, interfieren con el día a día (trabajo, relaciones, actividades), producen cierres emocionales o pensamientos de desesperanza persistente, es probable que se trate de depresión clínica, no solo tristeza pasajera.
3. ¿Qué hago si ya tengo un diagnóstico de depresión y siento que los tratamientos no funcionan?
Habla con tu terapeuta o psiquiatra sobre ajustar tratamiento: otra terapia, enfoque diferente, medicación distinta si corresponde. Combinar estilos de vida saludables, apoyo social y profesionales puede marcar la diferencia.










Si tú o alguien que conoces está experimentando una emergencia o una crisis y necesita ayuda inmediata, llama a la línea 192 opción 4 (en Colombia) o dirígete a la sala de emergencia más cercana. Encuentra recursos adicionales para crisis.